Cuarto Domingo de Cuaresma: Todavía hay Esperanza

POR JOAN ROSENHAUER | 27 de marzo de 2022
Cuatro Domingo de Cuaresma – Lecturas de Hoy
Reflection in English

El Miércoles de Ceniza, visité un refugio en Ciudad Juárez, donde las personas que han huido de sus hogares en Centroamérica, están esperando para solicitar protección en los Estados Unidos. Sus historias son únicas, pero tienen un común denominador: temían por su seguridad en sus países de origen. “Una mujer que conocí, huyó con su esposo y sus dos hijos pequeños después que su hermano fuera asesinado por un cártel y le dijeran que a continuación vendrían tras ella y su esposo. En un momento dado llegaron a los Estados Unidos y solicitaron asilo. El gobierno de los Estados Unidos montó a la familia en un avión, y pensaron que estaban siendo trasladados a California. Su pequeña niña seguía diciendo durante el vuelo lo maravillosas que serían sus vidas en los Estados Unidos. Pero cuando aterrizaron, estaban en El Paso y fueron escoltados a través del puente hacia Juárez. Su hija de seis años lloró mientras la mujer compartía esta historia. Sin embargo, todavía tienen la esperanza que cruzarán a los Estados Unidos y encontrarán seguridad. 

Cuarto Domingo de Cuaresma: Todavía hay Esperanza

[Image: Jesuit Refugee Service/USA]

Un punto a resaltar de mi visita fue, unirme a los solicitantes de asilo para la misa y la distribución de cenizas. Cuan conmovedor fue compartir con estas personas valientes, que conocían el dolor de huir de sus hogares y orar por las personas que huían de sus hogares en Ucrania. Nuestra fe nos une como una familia humana. A medida que el Servicio Jesuita a Refugiados responde a la angustia en la frontera sur de los Estados Unidos, en Ucrania y en  otros muchos lugares, todavía hay esperanza. 

Hay esperanza si reconocemos la bondad del Señor en medio de nosotros, reflejada en la bondad de nuestros hermanos y hermanas.  Y si llevamos la bienvenida y el amor de Dios a todas las personas a través del mundo entero, cada uno de nosotros puede desempeñar su parte y preguntarse constantemente: “¿Qué puedo hacer para mantener mi corazón abierto para el llamado de Dios a traer amor y justicia a los más necesitados?” 

1 reply

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *